Una pausa (casi) obligada

La vida es cambiante, eso no es novedad para nadie. En ese cambio planificado por «el guionista» (parafraseando a Charly Sinewan) dispuso que nos quedáramos sin moto este año.  También llegaron otras instancias familiares, reformas, la compra de un auto nuevo, en fin, nuevas prioridades que desplazaron transitoria los viajes en  moto.

Obviamente que las ganas de tener una moto nueva siguen intactas, y es que hay tanta moto bonita en el mercado. Vivo enamorado de la Benelli 300, y de la Bajaj Dominar 400, hablando de naked’s de mediana cilindrada, y si nos vamos más arriba en el precio, la BMW 310, la Benelli 600 súper trail, alguna Kawasaki Versys 300 o volviendo a la realidad, una Tornado 250 o una Benelli 250, Dios dirá.

Tembién el deseo irresistible de volver a la ruta, invade mi mente y mi corazón cada día. Entonces sueño con volver a recorrer California, hacer la 66, las Smokie Mountains o las Black Mountains, las Badlands, la TAT (trans american trail), ir a Alaska desde Los Ángeles, España, Europa… llegar al Amazonas…

En fin, por ahora son sólo sueños, y planes.

La pausa es siempre necesaria, estamos intentando que también sea creativa, inspiradora y productiva.

Mi viaje soñado. Introducción

Esta es la historia de un viaje, de MI viaje SOÑADO. Una aventura que vengo soñando desde hace muchos años, desde 2006 en que comencé a descubrir casi sin darme cuenta que esta era mi pasión. La cultivé lenta y tímidamente, aunque con constancia y aún me llama la atención cómo no me di cuenta antes, cuanto demoré en estar preparado para emprender mi viaje.

No quiero ser injusto con otros viajes que he (hemos) realizado, porque es innegable que la oportunidad de conocer la magia de Buzios, la aventura exótica de Playa del Carme y la belleza deslumbrante del oeste norteamericano han constituido viajes soñados de los que guardo maravillosos momentos, sin dejar de lado nuestra amada Capilla del Monte (Córdoba, Argentina), pero este viaje en particular constituía una aventura compleja y dificil de hacer realidad, por eso el sueño, por eso el deseo de un día hacerlo realidad.

Esta es la historia de un sueño hecho realidad. Un sueño visualizado, planificado, modificado y reinventado tantas veces como veces me senté frente a la computadora a entretejer la maraña de posibilidades, rutas, destinos, distancias, costos, mil datos que corregí una y otra vez.

Este, mi sueño, no es el original, pero tampoco es el definitivo, pues sigo soñando con otros viajes, otras modalidades, otros destinos, pero este, es mi sueño posible hecho realidad, ahora, a más de dos mil quinientos kilómetros de casa, lágrimas de emoción mediante, puedo reconocerlo y decirlo.

Mi viaje no son los destinos, mi viaje es el recorrido y eventualmente cada destino es una suerte de perla en el hilo que las hilvana, ese hilo que atraviesa cada ciudad, cada vínculo, cada conversación, cada sorpresa, cada dificultad, es el viaje en si mismo.

Viajo en moto, en una moto de 200cc, pequeña para muchos, gigante, fiel y poderosa para mí. Amo mi moto como el jinete ama su montura, yo la cuido, la mimo y ella me lleva con su paso suave, constante y aguerrido allá donde yo le pido. Confío en ella. Arlequina, asi se llama, llegó de china en 2013 y fue ensamblada en Uruguay por Motociclo, bajo la marca Winner, modelo Explorer, y le estamos haciendo honor tanto a su marca como al modelo,

Viajar en una moto de estas características capta miradas. Por un lado la miran a veces con desdén y cierto asombro los jinetes de las grandes marcas y cilindradas, pero también es cierto que muchos de ellos la miran con sorpresa y admiración, nos damos cuenta cuando nos detenemos a cargar combustible y ellos se acercan curiosos y amables, y es que compartimos una pasión. Otras miradas que cultiva son las de sus pares, que en motos similares, se animan y encaran con tesón la ruta y enormes distancias para cosechar sus propios sueños de aventura.  Las que más me llegan, son las miradas de aquellos que aún no se han animado a la ruta, aquellos que como yo creía, aún creen que para vivir un sueño de este calibre, hay que tener una montura de quince o veinte mil dólares o más.  Ellos, los soñadores indecisos ven en nuestras máquinas, algunas más discretas que la mía, en nuestros relatos y en los desafíos que aún tenemos pendientes, un aliciente, la afirmación rotunda de que queriendo se puede, sólo que es cuestión de perseverar y animarse.

Javier Gregorini, que fue y volvió de Trenque Launquen (Buenos Aires, Argentina) a Alaska, agradece en la introducción de su libro a “los contras”, aquellos que nos acercan su mirada pesimista y a veces negativa, lo rescato porque es muy interesante. Generalmente son una gran mayoría, te dicen que con esa moto no se puede, que es muy lejos, que son muchos días, que no podés irte así nomás, que es un proyecto egoísta, que es peligroso, en fin, tienen todo un repertorio de argumentos.  Lo bueno a rescatar de ello, si tenemos la meta clara es que tenemos que animarnos a reflexionar sobre sus planteos, pues alguno de ellos podrá ciertamente ayudarnos a planificar mejor y acaso, detectar puntos débiles o no previstos en nuestros planes.

Como siempre, no todos los viajeros lo planifican todo, yo lo hago porque disfruto mucho haciéndolo y de cierta manera es una forma de comenzar a viajar aún cuando estoy en casa.  Lo importante no es la modalidad, lo importante es HACERLO.

Debo, por último, reconocer que una aventura de estas características, de casi un mes de duración no la podría haber hecho si en apoyo de mi señora y de mi hijo, que saben que esta es mi pasión, y de mi madre, que a sus 90 años, comprende con temor y resignación, que esta es mi pasión y mi destino. Cada minuto del viaje, en cada momento donde el paisaje me emociona, los tengo presentes.  Si tuviera ese millón de dólares que aún no tengo, los traería a cada lugar que llego, para disfrutarlo a pleno junto a ellos, ya ocurrirá…

EL RELATO

Planificar el relato no es sencillo, y probablemente no lo publique hasta que depure mis apuntes una vez terminado el viaje. Narrar día por día no tiene mucho sentido, quizá lo mejor sea organizarlo por hitos y enfocarme en lo más sobresaliente de cada instancia, que abarcará en algunos casos varios días. Tengo en claro que el desarrollo no será por orden cronológico, poruque hay algunas cosas que quiero contarlas al final, porque es allí dónde cobrarán su real dimensión e importancia. Así que paciencia.

Es la hora, es la hora…

Llegó el día y la hora esperada.

Son las 5:40, desayuno mientras encaro la preparación del equipaje que espera en la habitación adjunta, distribuído de acuerdo a lo planificado. La lista está controlada, corroborada una y otra vez para que no falte nada.

En contraposición a los nervios de estos días anteriores, ansiedad, supongo, ahora me embriaga la paz y la tranquilidad, las cartas están echadas y el tan esperado sueño está por comenzar, queda poco más de una hora para partir.

Este es el último post previo a comenzar a vivir este sueño, esta meta cultivada con pasión y es bueno saber que el camino ha sido recorrido con mucho afán.

Hoy, hace un rato, me di cuenta como serán las próximas dos etapas del otro sueño, el sueño  mayor, pero eso será harina de otro costal.

Nos vemos en la ruta!

 

4… 3… 2… 1…

Quedan menos de 24hs para salir, tenemos todo preparado, incluso las dichosas alertas meteorológicas que no nos dan descanso, en fin.

La preparación ha sido meticulosa, he pensado y repensado la lista de cosas a llevar, he reordenado y reclasificado todo, tratando de no llevar cosas de más, algo que inevitablemente sucede, del mismo modo en que algunas veces nos damos cuenta de haber olvidado alguna cosa, pero en líneas generales diremos que estamos bien.

El itinerario está fijado, las rutas trazadas, contactos hechos en los grupos de motociclistas, el espíritu templado, en fin, todo pronto para arrancar.

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Yo supongo que todos los que han encarado aventuras de este tenor deben de sentir más o menos lo mismo, un estado permanente de emoción y nervios, o al menos eso es lo que yo siento desde hace unos días, por momentos se parece mucho a un susto, por momentos paz, por momentos me enojo o me frustro también por cosas que no salen como yo quiero, pero al fin de cuentas siempre logro retornar al enamoramiento por las rutas, por ese estado único que uno experimenta sobre la moto, cuando quedan muchos kilómetros por delante.  Me espera una gran aventura, algo nuevo, único, estoy ansioso por comenzar y se que esta noche no voy a dormir.

El Clima… y los terremotos

Uno de los factores que incide en todo viaje largo en moto es el dichoso clima. Dado que por estos días ha estado lloviendo montones y que el verano pasado fue lluvioso, el clima es todo un tema, sobre todo porque en algunas partes de la provincia de Buenos Aires las rutas se inundan, al igual que algunas localidades, tal como pasó ayer.

Para colmo en Puerto Montt hubo un terremoto muy fuerte hace dos días.  Bueno seguimos con el espíritu algo magullado pero con las mismas ganas, tal vez un poco más asustados.

Preveo que si la cosa se complica tendré que ajustar los planes pero la idea es no claudicar antes de comenzar.

Preparándonos para la Aventura

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A una semana de partir, todavía estamos en los preparativos:

  • Planificamos y repasamos la ruta.
  • Hicimos los cálculos de distancias, combustible, estadías y costos.
  • Previmos las finanzas.
  • Buscamos lugares para alojarnos.
  • Hicimos revisar la moto.
  • Hicimos un listado de todos los materiales necesarios.
  • Adquirimos los dispositivos que necesitábamos para la moto, cámaras y demás.
  • Difundimos la ruta en los foros y en grupos de motociclistas viajeros de argentina.
  • Templamos el espíritu.
  • Estudiamos viajes de otros, repasamos lugares turísticos y atracciones que no nos queremos perder.
  • Recorrimos algunas rutas con el Google Maps para saber con qué nos vamos a encontrar.
  • Planificamos tramos con Ruta0.com que tiene un excelente reporte de costos y estados de rutas.
  • Previmos temas de seguridad (seguros internacionales para la moto y para mi)

Un viaje de estas características exige planificación, a algunos mucha (como a mi) y a otros casi nada, aunque creo que todos planificamos un poco al menos, dado que estamos hablando de unos 20 días de recorrido y casi 8 mil kilómetros.

Yo soy de los que gustan de planificar y repasar una y otra vez el plan de viaje, sobre todo porque disfruto mucho de esa planificación previa. Digamos que la veo como quien siembra una semilla, la riega, la cuida de las plagas y la fertiliza para que crezca fuerte y sana y luego, cuando la semilla se convierte en planta o en árbol, uno puede disfrutar de sus frutos, de su sombra, de su belleza.

Este viaje soy yo mismo, creando y creyendo en mis sueños, persiguiéndolos, persistiendo hasta hacerlos realidad, porque ser motociclista es parte de mi esencia, desde niño.

Cultivo este viaje para mi y para mis padres, sobre todo para mi viejo que me transmitió el gusto y la pasión de hacer ruta en dos ruedas.

En pocos días podré decir así lo soñé…

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Montaje de una de mis motos en la Ruta 40, hecha el 28 de junio de 2012

… y así lo hice realidad!

2017 – Mi primer gran viaje en moto

Con el nudo permanente en el estómago, la cabeza puesta todo el día en el mismo tema y el tiempo lleno de planificaciones y tareas preparatorias, enfrento los días previos al tan ansiado viaje.2017

Casi todos los días mi señora me pregunta ¿no te da miedo? y la respuesta es siempre la misma: SI, claro que me asusta enfrentar un viaje «tan» largo. Supongo que a todos los que un día decidieron largarse solos por la ruta en busca de nuevos destinos por derroteros desconocidos y con un itinerario más o menos extenso, les pasa lo mismo, supongo.

Estuve rastreando la idea y tengo planes más  o menos concretos para hacer este viaje desde 2010, y en 2013 comencé a tomármelo en serio, pensando siempre que sería algo que haría al año siguiente pero que hasta ahora no se había podido. Bueno, parece que llegó el momento, nos vamos de rotation por el sur de América.

En los próximos post voy a publicar los detalles de la planificación y demás datos que puedan aportar algo a otros viajeros.

2016 – Ruta 66, tocando el cielo con las manos

Demoré en registrar esta instancia en el Blog, cuestiones de tiempo e inspiración, supongo.

utahEste año la vida me regaló la oportunidad de dos viajes hermosos, inauguré el año con 10 días recorriendo Uruguay, lo que fue casi un «cierre», dado que recorrí lo que me quedaba por conocer y mucho de lo conocido, en un viaje de casi 2000 kilómetros y a fines de junio nos fuimos por 20 días a Estados Unidos para recorrer el oeste norteamericano, una aventura maravillosa en la que disfrutamos del más puro espíritu yanqui.

west

Si bien el recorrido fue en camioneta y no en moto, la emoción fue la misma. Lo confieso, me quedo con las ganas de volver a hacerlo, pero en una Harley, como corresponde.

 

grandcanyon

toulumne

ruote66

flagstaff

5 “Volviendo a casa”

Lunes 25 de Enero de 2016
Termas de Guaviyú – Maldonado (609Km – 9hs de viaje)
Salí a las 10:00 y llegué a las 19:000.

REGRESANDO

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El día nublado y refrescante luego de una lluviecita tempranera ayudó a encarar el largo regreso a casa.

Había anuncio de tormentas para la noche del domingo y el lunes, tanto el Guaviyú como en Paso de los Toros, mi próximo destino por un día. En la noche no llovió, pero se levantó mucho viento y temprano por la mañana, quizá a las 5, comenzó a llover tímidamente, así que opté por esperar un rato. Nuevamente el reloj del celular me jugó una mala pasada de la que me percaté escuchando la radio. El celular marcaba las 7:30 cuando en realidad eran las 8:30, para el próximo viaje llevo un reloj de verdad. Se ve que en cercanía de las fronteras se cambia la hora. Lo dejé fijo y listo.

Desde el sábado estaba considerando el tema del clima y si volvería por Paso de los Toros, y desde allí a Maldonado, por rutas secundarias que atraviesan meridionalmente el país o si, al igual que en 2015 volvía directamente hasta Maldonado.

A las 9 paró de llover y me decidí, volvería a Maldonado repitiendo el mismo camino del año anterior.  Esta vez el viaje de 9 horas me resultó más leve. Físicamente ha sido cansador, pero mentalmente no. En realidad fue muy llevadero, me di cuenta que he aprendido a sobrellevar las largas distancias y los itinerarios pesados fraccionando el camino, marcando etapas, instancias. Simplemente me dejo llevar, concentrado en los detalles del camino, en las ideas que surgen.

No sólo el recorrido de la última etapa se repitió, al igual que en 2015, una abeja me picó en el brazo derecho, el año pasado en la muñeca, al llegar a Trinidad, este año en el antebrazo, en proximidades de Santa Lucía. Ya saben como es eso, dolor, inflamación, alergia, por suerte había llevado antialérgicos y la situación se calmó.

Volver a casa es siempre una parte agradable del camino. Al retornar a la ruta interbalnearia en Atlántida, al pasar debajo de ese puente, ya comienzo a sentirme en casa. De algún modo, cruzar debajo del puente representa el fin de la aventura, el comienzo de la leyenda, del recuerdo del viaje.

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A orillas del Río Negro, en Andresito, un lugar precioso para acampar y disfrutar de la naturaleza

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El muelle al borde del lago. Andresito, departamento de Flores

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Plaza escultórica denominada «Zoológico del Futuro». Empalme de Ruta 3 y Ruta 23

Todo lo vivido durante estos días pasa a formar parte del tesoro que guardamos en el baúl de los recuerdos, en esa última hora mágica comienzan a reubicarse los recuerdos, las anécdotas, las imágenes, las construcciones mentales y emocionales de lo vivido para generar nuestra historia, la historia de este viaje, de este pedacito de mi vida.

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Junto al Monumento al Motociclista. Intersección de Rutas 11 y 3, un lugar obligado del itinerario

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Monumento al Motociclista. Conmemoración del 27 de octubre del 2000, Día Nacional de Motociclista. Grupo «Los Truenos»

Aquí termina el relato de mi viaje en moto por Uruguay. Contarlo y compartirlo con otros, con algunas personas que conozco y muchas otras que no y que seguramente nunca conoceré, forma parte de la emoción y la alegría de vivir esta aventura.

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Otra foto pendiente. ¿Presagio de un futuro viaje?, espero que si

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En casa. Lunes 25 de Enero de 2016, hora 19:00. 1866 km recorridos. ¡MISIÓN CUMPLIDA!

La ruta:

A) Ruta 3
Desde Termas de Guaviyú hasta San José. Estado, muy bueno.

B) Ruta 11 desde San José hasta Atlántida.
Aquí quiero resaltar que enseguida del peaje de Santa Lucía, hay una ruta perimetral (creo que es relativamente nueva) junto a la cuál hay un cartel que dice “Canelones”. Pensando que era un atajo, y dado que nunca había pasado por ahí, decidí tomarlo. Está en muy buen estado hasta que llega a la ruta 63, a partir de ahí, uno toma a la derecha, siguiendo las indicaciones que nos devuelven a la ruta 11. Ese tramo bituminizado está en terrible estado, con pozos de gran tamaño, así que a tener cuidado. Con gran desazón me encontré que la perimetral no es tal y tan solo nos aleja del centro de Santa Lucía, introduciéndonos en calles laterales y parte de la ruta 63. Hubiera preferido entrar a la ciudad.

C) Ruta Interbanearia
Desde Atlántida hasta Maldonado. Impecable.

Conclusiones:

A las 19hs arribé a Maldonado, mi señora estaba en la playa y salió a recibirme a la ruta, como habíamos quedado unos minutos antes. La vista desde Punta Ballena y la ventana maravillosa que se despliega abierta ante nosotros en Piedras de Chileno nos da la mejor bienvenida. Uno concluye que el Uruguay tiene lugares muy bonitos y agradece la bendición de vivir en uno de ellos, para mi el más bonito de todos.

A las 19:30, con el beso y el abrazo de bienvenida a mis padres finalizó mi viaje, mi aventura por Uruguay. Paso a formar parte de esos locos que se han atrevido a recorrer el paisito en moto. Me llevó tres viajes, el primero de 1200 kilómetros, el segundo de 2050 y el tercero de 1866 kilómetros, en total 5510 kilómetros entre los tres viajes por Uruguay.

En el camino han quedado un montón de horas de sueños y de proyectos, de cálculos, de fantasías previas sobre el aspecto de los nuevos caminos y las sensaciones por vivir, y en el mismo camino han quedado, sembrados para siempre los lindos recuerdos y las experiencias vividas.

Doy gracias a Dios por haberlo vivido. Hoy puedo decir “Uruguay, tarea cumplida”, es hora de irme a la cama y soñar con nuevas aventuras en tierras lejanas.

Espero que esta crónica sirva de inspiración y sea de utilidad para otros aventureros apasionados de las motos que estén construyendo el camino a la conquista de sus propios sueños.

 

“La vida no es la que uno vivió,
sino la que uno recuerda
y cómo la recuerda para contarla”

Gabriel García Márquez